viernes, 22 de abril de 2011

Capítulo 19

-¡Alan! ¡Ven, ayúdame a poner la mesa!
-¡Voy pa’ ya! – Se escuchó la voz como si estuviese aún en el sofá, pero a los pocos segundos ya estaba en la puerta de la cocina. -¡A su servicio, mi coronel!
-Jajaja, ve a por los vasos de plástico, las servilletas, y los platos. Yo mientras coloco el mantel.
[Pasaron unos 10 minutos y casi todo estaba preparado. Solo faltaba preparar el salón una vez llegada la noche. Jimena, la madre de Ana, se sentía orgullosa al ver a su hija tan organizada y trabajadora. Ella solo tuvo que ocuparse de la comida. Lo demás lo preparó Ana con ayuda de su hermano. Pero a Ana se le había olvidado cambiarse de ropa. Jimena estuvo allí para recordárselo. Ana, al verse en chandal, gritó aterrorizada y fue más rápida que una bala para llegar a su habitación. Menos mal que ya tenía pensado qué ponerse. Mientras acababa de arreglarse, sonó el timbre. Era Rebeca. Llegó cinco minutos antes para ayudar.]
                                                                                
-Hola, Rebeca. ¿Qué tal está tu madre?
- Muy bien, gracias. A lo mejor se pasa después por aquí para hechar el rato.
-Estupendo. Ana está en su cuarto, vistiéndose.
-¿Todavía? – se oyó una débil voz desde arriba pidiendo ayuda. Sonreí y fui a socorrerla.
[Cuando llegó al cuarto, vió a Ana con un precioso vestidito primaveral que le habían regalado el mismo día.]
Ana estaba preocupada por los zapatos, así que me metí en su armario de lleno (literalmente) y escogí unas sandalias de tiras de tonos parecidos al vestido. Ana creyó que era la mejor elección y, sin dudarlo, se las puso. Después le recogí el pelo con una cola alta que lo dejaba caer por su espalda. Ana esta guapísima el día de su cumpleaños.

Empieza a venir la gente. No somos muchos, 6 para ser exacta, porque también pasarán la noche en mi casa. Mis padres se van a visitar a mis tíos de Almería y mi hermano se queda en casa de su novia. En fin, somos los de siempre. Dormiremos en el salón, ya que pondremos varios colchones tirados en el suelo. No creo que vayamos a dormir en toda la noche. Además he invitado a Guille, ya que desde hace más de un mes se unió a nuestro grupo. De hecho, somos mejores amigos. Tenemos muchísimas cosas en común y siempre lo pasamos pipa.
El primero en aparecer por la puerta fue Robe. Al abrirle, tenía una sonrisa de oreja a oreja, y escondía algo detrás de su espalda.
-¡¡¡Felicidadeeeees!!! – Gritó mientras dejaba ver la enorme caja de bombones que guardaba.
-Jajaja, ¡¡muchas graciaas!! – Le di un enorme abrazo y un besito en la mejilla, y le invité a entrar.
Al poco rato, el timbre de la puerta volvió a sonar. Abrí, y no vi a nadie. Me asomé por si acaso alguien estaba por ahí pescando y esperando a que abriera. Ni rastro alguno. Me paré a pensar, y justo entonces salió Eitan de una esquina, me cogió por la cintura y me dio vueltas “en volandas” mientras gritaba: -¡¡¡¡¡FELICIDADEEEEEEEEEEES!!!!!- Cuando me soltó, alguien vino por detrás y, saltando sobre mi…: -¡¡¡¡¡FELICIDADEEES!!!!! De tu amigo Alex. No de Eitan y  Alex, no. De Alex.- Y me dio una pequeña cajita envuelta con un enorme lazo que le triplicaba el tamaño. Cuando la abrí, vi unos preciosos pendientes de unas guitarras eléctricas donde, detrás de ellas ponía: En una, “Alex”, y en otra, “Ana”.
-¡¡¡¡¡Me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!! – Le di otro abrazo y dos besos. ¡Estaba pegando saltos!
Entramos todos dentro, cuando llamaron de nuevo al timbre. ¡Qué de vueltas!
-¡Es Guille! – Dijo Rebeca. Fui a la puerta, y al verlo le di un abrazo enorme, que estoy segura que no olvidaría.
-¡¡Felicidades, guapa!!
De nuevo, entramos todos dentro. Cada uno se sentó en una silla de la cocina, pero Guille desapareció. ¿Dónde está? Me pregunté. Pero, entonces, entró en la cocina, y dijo:
-Ana, sé que te conozco desde hace poco en comparación con los demás, pero desde que te conocí, he estado haciendo esto para que estuviera listo este día tan especial. – Se dio la vuelta, y sacó un enorme corcho. Lo giró y… ¡¡¡fotos!!! Para empezar, una enorme en el centro donde estábamos los 6 en la playa, todos chorreando acabados de salir del agua. Alrededor había muchas otras de los demás: Alex enterrado en la arena (sin que se diera cuenta le pusimos una cola de sirena), Eitan con las gafas de sol y su tabla de surf posando como los famosos y Robe acompañándolo por detrás intentando estropear la foto, Rebeca y yo abrazadas en la orilla, con Guille y Eitan por detrás intentando mojarnos... muchas y muchas. Había también, por las esquinas, fotos donde salíamos Guille y yo, y que había editado. Ponían frases como “Tanto como durará la coca-cola, durará nuestra amistad”, o… “El carajazo de Ana” (salíamos los dos haciendo surf, y yo en el aire cayéndome). Fue un regalo totalmente…. Impresionante. Lo primero que hice, después de comérmelo a besos, fue colgarlo en mi habitación, de manera que era lo primero que se veía cuando se entra.
Después de merendar pasamos la tarde haciendo muchos juegos en el jardín, con los aspersores, y la música a tope.

Estábamos jugando a un juego muy divertido, cuando noté cómo me vibraba el móvil. Corriendo, llamé a Eitan al darme cuenta de que era mi tío. Le dijimos a Alex que entretuviera a Ana para poder escabullirnos de la fiesta. Fuimos hasta la esquina de la misma calle, y allí nos esperaba mi tío con su furgoneta.
-Vamos, Rebeca. Abre la furgoneta. – Me dijo mi tío. Lo hice, y allí apareció el pequeño perrito que entre Eitan y yo habíamos comprado el otro día. Lo metimos en su jaula de viaje, y nos dirigimos de nuevo a la fiesta después de agradecerle a mi tío que nos lo trajera.
-Le va a encantar. – Dijo Eitan.
Volvimos a entrar a hurtadillas y escondimos al animal. Corriendo, Eitan le tapó los ojos a Ana y la condujo hasta el escondite.
-¿Estás preparada? – Dije. Los demás formaron un corral alrededor de ella.
-Sí, sí, pero, ¿qué pasa? – Dijo Ana nerviosa.
-Ya verás. – Aclaró Eitan. Entonces cogimos al perro y lo pusimos frente a sus ojos. Eitan se los destapó y… Ana se puso las manos en la cara, asombrada.
-¡¡¡¡Ainssssssssssssssssssssssssssssss!!!!- Sin parar de sonreír, cogió al perro y lo abrazó suavemente. - ¡¡Qué cosa más mona!! ¿Tiene nombre?
-No, se lo tienes que poner tú.
-Pero, pero, pero… - a Ana se le saltában las lágrimas de felicidad. Sabíamos nosotros que esto iba a encantarle. - ¿En serio? ¿Es para mí? – Todo el mundo soltó una carcajada.
-¡Claro! – Gritamos todos.
-Pues… ¡ayudadme, chicos! – Todos dijimos nombres como Rex, Toby, Pachi, etc. – Pero esos son nombres muy corrientes. Algo más original….
-¡¡Gontjaja Ruskaja Pegaja!! – Todo el mundo miró a Alex sorprendidos por lo que se le había ocurrido. Él nos miraba con una sonrisa enorme e ilusionado. -¿Qué? Es una raza de perro.
-No, gracias Alex. Le llamaré… ¡Ya sé! Krash.

1 comentario:

  1. Krash!!xDD
    Nombre original si señor xD , interesante cap a ver en vez de me encanta...amm...¡Impresionante!(para variar) xDD

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