domingo, 19 de febrero de 2012

Capítulo 59

 La musiquita del “Just Dance 3” comenzó a sonar, al principio algo baja. Yo estaba preparando dos ricos batidos de fresa cuando de repente un estruendo me sobresaltó, y casi uno de ellos se me resbala – ¡Lo siento! – oí desde el salón. De nuevo el botón del volumen se quedó pillado. El ruido era horrible, aún tratándose de música para bailar. Solo quedaba una solución.
 

-¡Déjame el mando, Ana!
-¡¿Qué?!
-¡QUE ME DEJES EL MANDO! – una vez el mando se apoyaba en mi mano derecha, lo golpeé varias veces sobre la mesa. Por fin el botón volvió a funcionar, dejando que yo bajara el volumen.
-¡¿Qué pasa?! – Eitan llegó al salón sobresaltado, con algo de champú en la cabeza, una toalla bajo la cintura y un bate en la mano. Nos reímos tanto Ana y yo que hasta ella tuvo que salir corriendo al baño. Y el pobre chico no entendía nada. 
- ¡Nada! ¿Te tomas un batido de fresa?
-Gracias, pero no, gracias. Tengo que irme al gimnasio dentro de media hora.
-¿Vas a ducharte para después ir al gimnasio? 
-No, tonta. Voy para recoger una cosa que me dejé el martes. Y después iré a la farmacia rara para comprarle un tratamiento nuevo a Alex. –Se acercó y me dio un besito en la mejilla. – ¡Ahora vuelvo, amore! Seguid con vuestras… cosas. – y salió corriendo muerto de frío hasta el baño de arriba.
Nosotras por fin nos dispusimos a bailar en cuanto Ana volvió del baño. Era tarde ya, pero no teníamos sueño y queríamos divertirnos un poco.

Unas 3 canciones bien bailadas llevábamos cuando sonó el teléfono. Partida de risa respondí (Ana se acababa de caer al suelo) 
-¿Si? – aguantaba la risa como podía.
-…
-Ajá, sí, soy yo.
-… - Una mujer hablaba conmigo. Cada palabra que mencionaba me limpiaba los gestos de risa. ¡Qué fatalidad me comentaba!
-Vamos enseguida, gracias. – Colgué despacio, mirando a Ana. Mi cara debía ser un poema, por la preocupación que sus ojos mostraban al verme a mí.
-¿Quién era? – preguntó asustada. No me salían las palabras. No sabía que decir. Así que empecé por el principio…
-Han llamado del hospital…



“Once de la noche, la noche ya ha caído, las farolas iluminan las calles. Todo un paisaje diario si nos encontramos en la ciudad, ¿verdad? Pues pasamos ahora con una éxitosa balada de los años noventa y dos, que nos ayudará a crear ambiente. November Rain, Guns and Roses, disfrútenlo”
-Qué canción más buena. Mmm, la la la… - empecé a tararear la parte inicial de la guitarra, que más tarde se repetiría como bien ya sabía – When I look into your eyes, I can see a love restrained… -este tipo de baladas demuestra la calidad y el conocimiento musical que realmente tienen los grupos de rock más heavys. ¡Son un éxito todas sus baladas! Realmente la música de antes demuestra que es muchísimo mejor que la de ahora cada vez que sale un nuevo éxito hecho con máquinas más que con música. 
“But lovers always come and lovers always go, and no one’s really sure who’s letting go today, walking away…”
Desperté de la canción cuando, de pronto mi móvil comenzó a sonar. – Joder, ya me chafaron la canción – pensé. Puse la llamada en manos libres, y por tanto la pobre canción se cortó.
-Dime Rebeca
-Eitan. Ana y yo estamos en el hospital. Ven en cuánto puedas, por favor.
-Ostias, ¿tan mal bailaba Ana como para haberse hecho daño de verdad?
-Eitan, esto es serio.
-Pero…¿estáis bien?
-Sí, no somos nosotras… Es Robe. – silencio. El agobio me entró de golpe. Sabía que Robe iba de fiesta hoy, ¿le habrá ocurrido algo grave?
-Voy para allá.