martes, 29 de marzo de 2011

Capítulo 12

-¡¡Ana!!...
-¿Me llaman? Pff, como no hay Anas en el mundo…
-…¡¡Aaaaanaaaaa!!...
Me di la vuelta para ver si me estaban llamando a mí, pero estaba todo lleno de gente y no vi a nadie que me estuviera buscando. ¿Será que me he vuelto loca… y oigo voces? Espero que no…
-…¡¡Anaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!...
¡Ea! Otra vez. Dentro de nada veo cerdos volando y vacas que hablan ya que estamos…
De nuevo me di la vuelta para intentar divisar a esa persona que me llamaba a gritos, y seguía sin ver a nadie.
-¡¡Ana, con la sordera!!
Cuando me giré vi una horrible cara deforme… con los pelos despeinados… ojos rojos… dientes amarillentos… piercings por todos lados… No hombre. Es broma. Era Rebeca.
-¡¡Chiiquiiiilla!! Levanta la mano, salta… o algo. Con las de Anas que hay, ¿quieres que sea yo la que mire?
-Sí.
Palo. Las dos estallamos a carcajadas mientras la avalancha de adolescentes impacientes por salir al recreo nos empujaba.
-¿Qué te pasa, loca? ¿Se incendia el instituto o qué? – Pregunté al ver que respiraba con dificultad. Ha tenido que correr un poco para alcanzarme con tanta gente en medio.
-¡Ojala! Vengo para anunciarte algo. Mira, ¿te acuerdas de Sara? La de mi clase.
-Claro.
-Pues va a celebrar su cumple este verano en su casa.
-Ahh. ¿Y?
-Pues que estás invitada, ¿a lo mejor?
-¡Genial! Pero… aún falta mucho para el verano, Becky. Yo entiendo que estés ilusionada y todo ese rollo…
-Escuuucha. Nos lo ha dicho ya porque hay que ir por parejas.
- Vaya…eso cambia las cosas


[Más tarde, en otra clase… ]
-El Imperio romano fue una etapa de la civilización romana en la Antigüedad clásica, posterior a la República romana y caracterizada por una forma de gobierno autocrática… ¡Roberto! Llevas toda la clase distraído. ¿Qué es lo que acabo de decir?
Levanté la pesca y me limité a observar los 54 ojos que me miraban atentos esperando ver mi reacción.
-Ehh… que el Imperio romano estuvo en la Antigüedad clásica… y que tenía un gobierno autocrático. – La clase se quedó alucinada al oír mi respuesta; el maestro, con la cabeza alta preparándose para decir algo que me dejara en ridículo, se quedó sorprendido; y yo con cara de presumido, casi tumbado en la silla, y con el bolígrafo dando vueltas por mi mesa. Hoy estaba ausente, lo reconozco, pero mis oídos siempre están al tanto de todo.
-La próxima vez que le coja distraído, tendrá un problema para aprobar este tema. ¿Ha quedado claro?
-Sí. – Ahí no pude hacer ninguna broma.
Justo después, oí un “Ahí Robe, con dos c…… “ y una palmadita en la espalda. Lo oí pero no hice caso alguno, porque seguía pensando en mis cosas. ¿A quién llevaría yo a esa fiesta? Miré a las chicas que había en mi clase. María está cogida. Julia, seguro. Marta… mejor no. Cristi… preferiría estudiar, seguro. Andrea… buena opción. Lourdes…otra buena opción…
-¿Robe? ¿Estás? Que tienes que decirme las respuestas si me pregunta. ¡Oye! – Volví a salir de la pesca, pero solo para callar a mi amigo y decirle que me dejara pescar tranquilo. Tenía cosas más importantes en las que pensar.
Sonó el timbre del cambio de clase y me acerqué a Andrea para preguntarle.
-¡Hola! Oye, que… ¿tienes ya pareja para ir a la fiesta de Sara?
-Pues, la verdad es que sí. Lo siento.
-No pasa nada. – Sí pasaba. Pues que a lo mejor Lourdes está libre aún…
-¿Lourdes…? – La llamé por detrás.
-Espera un momento, esto es importante. – Siempre dice lo mismo.
-Venga, que solo quiero preguntarte…
-No, gracias, voy con Mario. – Vale, ha quedado claro.
Seguí preguntando si las chicas de mi clase tenían compañía en la fiesta de Sara, y todas decían que no podían o que ya tenían. Pensé en otras opciones, pero nada. Por un momento creí que iría solo, como un “pringao”, cuando mi salvación dobló la esquina.
-¡Ana!
-¡Otro gritando! – Sonreí al ver su cara de agobio.
-Tranquila que no se está quemando nada, por desgracia. Solo quería pedirte un favor.
-Dime.
-¡No tengo con quien ir a la fiesta de Sara! Todo el mundo tiene acompañante o no van. ¡Dime, por favor, que no te lo han pedido ya! Que me veo solo, marginado… mientras todos se lo pasan bien. - Se rió un poco por lo bajo. Sonrió y negó con la cabeza. - ¿Ya tienes? ¡Lo sabía!
-No, no. No tengo. – Dijo riéndose. Supongo que mi cara en ese momento sería graciosa.
-¡Bien! ¡Por fin! No me acordaba que tenía una amiga tan… genial, divertida, buena, amable…
-Vale, vale. Tranquilo, tampoco te pases. - Sonreí con carita de angelito.
-Gracias :).
-Ya hablamos después, que ahora llego tarde a francés. ¡Adiós! – Se dio la vuelta y comenzó a ir a paso ligero.
-¡Hasta luego!
¡Bien! Un problema menos por el que preocuparme. Ahora solo tengo que pensar en qué hago para aprobar historia…



[Esa noche, Eitan y Alex charlaban en su habitación, aburridos…]

-¿Cómo se lo digo?

-Pues, ¿diciéndoselo?

-¡Eitan! ¡Mi pie!

-Lo siento, lo siento…

-Sigue abusando de mí y dormirás hoy solo.

-Pues entonces acabaré contigo lo antes posible.

-… Venga ya. ¡Ayúdame!
-Mira. Ve, y dile: Tami, ¿Tienes pareja para ir a la fiesta?

-¡Cómo le voy a decir eso!

-¡Alex! ¡No tienes que decirle ni eso! ¡No es un baile! ¡Es una fiesta!

-¿Y qué quieres que le diga? Tami, aún no tengo con quien ir a la fiesta, ¿vienes conmigo?

-Claro, hijo. Eso mismo.

-Pero…

-¡Pero nada! ¡Tú vas a conseguir que vaya contigo como que yo me llamo Eitan!

-Gracias, feo.

-De nada, guapetón…

-¡…!

-Es que… es que… ¡no aguantas ni una broma!

-Hasta mañana, Eitan. Mañana es un día muy especial para ti. Has de decirle a Rebeca que quieres ir con ella al baile…

-¡Qué dices! ¡No pienso…! – Demasiado tarde. Alex ya había cogido y lanzado uno de los cojines para tirárselo a su hermano, pero en vez de eso, consiguió que la paciencia de Eitan se agotase, y que este, tirándose encima suya, comenzara a pelearse con él, acompañado de risas y de un “¡¡Shh!!” de los padres por ser las 2 y media de la mañana.

viernes, 11 de marzo de 2011

Capítulo 11

-Cinco y media de la tarde en una ciudad cualquiera. Es un día soleado, sin nube alguna en el cielo. Con pájaros cantando en los árboles y los arbustos llenos de flores. El mundo parece una  película donde todo es encantador. Sí, es verdad que todo es encantador, pero faltan las ardillas correteando por los árboles, los ciervos cuidando a sus crías, los conejitos saltando en busca de diversión y el sonido de un río de aguas cristalinas... ¿Por qué faltan esas cosas? Porque si no sería un sitio perfecto, sin depredadores y sin molestias, pero en el fondo, es un sitio lleno de peligros donde los animales quieren escapar cada vez más de nosotros, los humanos… 

Llevo desde las 4 viendo documentales. Me encantan. Me encanta ver como los animales se las arreglan para sobrevivir. Este documental va sobre los peligros que suponemos las personas para el mundo, refiriéndose a los cambios ambientales, la contaminación, las construcciones…

-…Si todos nos concienciáramos del daño que estamos causando a nuestro planeta, poco a poco podríamos recuperarlo… - El hombre de la tele tiene mucha razón, pero ya estoy un poco harta de ver la tele. Prefiero llamar a Ana y dar una vuelta.
Llamé a Ana y quedé con ella a las 6.

 -Necesito que me eches una mano con física. – Ana estaba entrando en mi casa cuando me comentó su problema. La miré y sonriente le dije:

 -Claro, cuando quieras.

 -Vale, pues avísame cuando estés libre, es que es la asignatura que más odio y últimamente no me entra nada en la cabeza.

-No es para tanto, si atiendes y preguntas todas tus dudas acabarás pillándolo. Y te aseguro que cuando empiecen a salirte los problemas te gustará.

Fuimos a dar una vuelta antes de ir a casa de Eitan y estuvimos hablábamos de física, después de haber hablado de nuestros cotilleos diarios, como siempre, cuando de repente nos encontramos con él.

-Hola, Becky. – Me dijo el bombón de mi clase.

 -¡Hola, Alfred! Qué raro verte por aquí. – Creo que me sonrojé un poco. Que vergüenza…

 -Es que te estaba buscando, y sabía que vivías por aquí. – La cara de Ana era un poema, ¡se quedó embobada!. Normal… ¡está cañón!

-Eh… voy a beber agua un momento. – Dijo Ana señalando una de las fuentes que había por la zona, es que hacía un calor tremendo, y con Alfred delante… ¡era para echar humo!

-Vale. Te espero.-Le dije mientras se alejaba. – Bueno, Alfred… Aquí me tienes, ¿pasa algo?

 -No, no. Solo quería preguntarte una cosa.

 -Dime.

-Que… bueno… ¿te gustaría…? – Oh dios mío… se ha rascado la cabeza con timidez…. ¡Eso es buena señal!- No sé. Ir al cine algún día, dar una vuelta…

 ¡OH MY GOD! - Claro, cuando quieras =). – Que buena soy disimulando. Si no fuese capaz estaría pegando saltos.

 -Pero… no como amigos. Es que… bueno.- ¿Está nervioso? ¡Qué mono! - Que si quieres salir conmigo.-… Me quedé cao totalmente. ¿El chico más buenorro de la clase… pidiéndome… a mí? ¡Dios! ¡No puede ser! ¡¡¡Lo de antes iba en serio!!! – Vale, da igual. Sabía que me ibas a decir que no, pero…

 -No, no. Quiero decir… sí… - tardé un montón en contestarle pensando en todas mis paranoias … ¿seré tonta?

Hubo un corto tiempo de silencio acompañado de sonrisas traviesas y miradas tímidas.

Volvió Ana cuando Alfred se daba la vuelta para irse, después de darme un besito en la mejilla.

 -Adiós, guapa.

 -Adiós…

 -Estás más roja que un tomate. Uoo… Aquí ha pasado algo interesante, ehh…

 Le miré fijamente, mi sonrisa aumento como el triple y lo acompañé con un:

-¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! ¡Me ha pedido! ¡Me ha pedidooo!

 -¡Qué dices! ¿Alfred? o.O

 -¿Lo conoces?, claro, como para no conocerlo… ¡¡ES EL TIO MÁS BUENORRO DEL 
MUNDO!!

-¡Cómo no lo voy a conocer! ¡Tú misma lo has dicho! ¿Le habrás dicho que sí, no?

 -¿Tú que crees? - Se me quedó la cara esa pensativa, mirando hacia el cielo, sonriendo… típica niña enamorada, y eso que no lo conozco de mucho… ¡pero da igual!

 (…)


Pasó un ratito y nos dirigíamos a casa de Alex y Eitan. Mientras, Rebeca asimilaba lo que le acababa de pasar, estuvimos todo el camino hablando del tema. ¡Tendrá cara la niña!

Al vernos en la puerta, Alex se abalanzó sobre nosotras dándonos un abrazo.


 -¡¡Por fin!! ¡No aguantaba más solo con este pelma!

 -Jajaja. ¿Qué pasa?

 -¡Que está ordenando la habitación!

 -Pobrecito… con lo que hay que sufrir para limpiar tu parte…

 -Yo le he dicho que no hacía falta… que ya lo limpiaría yo… no sé cuando… pero ahora me está revolviendo las cosas.

 -¿Revolviendo? Revuelto lo tenías todo tú. Ahora está poniendo la cosa un poco más decente.

 -¿Con que estás de su parte ¿ ehh…? Vale. ¡Pues que sepas que Ana y yo pensamos que estaba bien como estaba! ¿A que sí, Ana?

 -¿Y si nos dejas pasar?

Rebeca estalló a carcajadas al ver la cara de Alex cuando le di aquel palo. Pobre… pero es que es muy gracioso.

(…) 

Pasamos allí toda la tarde. Fue una tarde divertida. Vimos una película de comedia, con la que 
Alex tuvo que ir al baño porque no aguantaba más. Todas las tardes que pasamos juntos son geniales. Ahora mismo me gustaría estar de nuevo con ellos. Antes que estar aquí sentado, aburrido, cualquier cosa. Lunes, segunda hora en el insti… es lo peor que hay.

 -Pues buena novia te has buscado, tío […]

Alfred y compañía hablaban de lo suyo detrás mía. Algo que dijeron me llamó la atención, y me di la vuelta para enterarme.


-Y ¿quién es tu novia, ehh ligoncete?

 -Tu gran amiga Rebeca, Eitan. – Empezó a reírse con sus amigos. Yo en cambio, no estaba nada contento por aquella situación. ¿Por qué Rebeca?. El resto de la mañana no pensé en otra más que en la decisión de ambos zopencos. Pero si Rebeca sabe que es un chulo de cuidado… ¿cómo es capaz de decirle que si? Le va a terminar haciendo daño…  Esperé a que pasara la mañana, porque quería hablar con ella en privado.






A la salida, entre toda la gente, volví a encontrarme con Alfred. Se acercó a mí, me puso un mechoncito de pelo detrás de la oreja, y me besó.

-Te quiero, preciosa. Nos vemos.

Volví a quedarme: o.O. ¡¡Aiii!! ¡Que cosita!





Ahí está… el muy…

Esperé a que se fuera Alfred y los 300 alumnos del instituto para  poder acercarme a Rebeca. Ahí está, vivita y coleando de felicidad… en este momento le odio un poco… bueno mucho. ¿Por qué me haces esto? Es un coñazo que te guste una chica que no se dé cuenta de que mueres por ella… es que eres tan buen actor Eitan… eje… No hombre, que ella es solo tu amiga, ¿eh machote? Que te entre en la cabeza… ella puede salir con quien quiera…exacto… con quien quiera, ¡menos con ese! ¬¬

 -¿Por qué no me lo dijiste? – Le dije con cara seria, aún.

 -¿De qué hablas?

 -Venga ya, no te hagas la tonta.

 -En serio, no sé de qué… ah. Lo de Alfred… ¿no?

-Qué pasa,  ¿que ahora no confías en mi?

 -Sí confío… pero no encontraba el momento oportuno para…

 -¡Pero si pasamos ayer 3 horas juntos! Anda hombre…

 -Pues yo esperaba que lo entendieras…

 -Es que no sé cómo puedes salir con ese. Si ese lo único que le pasa es que quiere tener novia para decirlo por ahí.

 -Déjate de tonterías. ¡Te lo iba a contar…! Además, tú que sabes, si casi nunca hablas con él.

 -Sé que es un imbécil que no te quiere, que sale contigo por salir con alguien y para tener a alguien a quien meterle mano.

 -¡No es un imbécil, él me quiere de verdad, y me entiende! No como otros…

 -Ah vale, ¿ahora soy yo el problema? Si eres tú la que no sabes lo que haces, sales con ese sin conocerlo de nada… y qué quieres que te diga, de no conocerte pensaría que eres una ¡DESESPERADA!

  -¡Yo salgo con quien me da la gana! ¡Tú no eres nadie para decirme eso!

Nuestras voces comenzaron a aumentar de volumen y cada vez nos mirábamos con más odio… Esto va a acabar muy mal… pero se lo está buscando la tonta esta.

 -Mira. Es un chulo de mierda que se cree mejor que nadie y que sale contigo por salir con alguien. No te quiere, Rebeca. – intenté decirle con calma y paciencia.

 -Al final vas a tener razón… - Vaya… ¡está razonando!  ¡Toma castaña! -¡…eres tú el  problema, no él! – Mierda. ¿Será…?

 -¿Yo? ¡Yo solo te digo que abras los ojos! ¡Que estás saliendo con un descerebrado! Es que… es que eres tonta, hija.

 -¡Y tú un imbécil!

 -¿Qué me has dicho? Repítelo.

 -¡¡IMBÉCIL!! – Eso me dolió – ¡Eso es lo que eres! Crees que siempre tienes razón pero no es así, ¿sabes? Mira, ¡déjame en paz! ¡No te molestes en volver a hablarme si sigues pensando tal estupidez!

 -Claro. Yo lo sabía. Lleváis apenas un día y ya te está lavando el cerebro.

 -¡Mira! ¡¡Vete a la mierda!! ¡No me vuelvas a hablar en tu vida!

Y así fue nuestra gran bronca… Será estúpida la niña. Sale con el imbécil ese… si quiere que no le hable más, no lo haré. Demasiado tengo yo con mis problemas como para aguantarla ahora.

Pero… realmente aquello me sentó fatal. Me veo dentro de nada a Alfred dejándola tirada… y yo peleándome con ella. ¡Que le hago yo! ¡Si es que es verdad, que está ciega perdida!