jueves, 21 de abril de 2011

Capítulo 14

La fiesta de Sara se acerca. Hoy, 17 de mayo, la playa está preciosa. Precisamente lo está cuando menos debe estarlo. Y digo esto no solo porque no estén mis amigos para disfrutarlo conmigo, sino por la que está a punto de caerme. Una chica viene corriendo hacia mí, gritando como en la misma selva, con los brazos abiertos y dejando dos o tres carajazos en el camino. Sencillamente, Verónica se acerca. ¡Tierra, trágame!
-¡¡Eitaaaaaaaaan!!- como siempre saludando con alegría rebosante. Lo que más me da coraje de ella es que siempre está fingiendo. Se nota que realmente es una chica muy repelente y que solo le importa ella misma.
-¡Hey! – le saludé con sorpresa, pero realmente preferiría decirle adiós en lugar de hola.
-¿Cómo estás, cielo?
- Bien, bien… - Mal, maaal…- Aquí dando un paseíto.
-Oh! Fantastic! – como no… El problema fue la pronunciación. Esa “t” me soltó un “pequeñísimo” salivajo, que juro que creía que empezaba a llover- ¿Por qué no paseamos un rato? Hace una tarde muy agradable.
- Bueno, yo me iba… pero vale. – Dios mío…  que según Vero sería: OMG! (Oh My God)- Oye Vero, no te pondrás demasiado guapa para la fiesta ¿no? No quiero que me dejes mal… -intenté ser amable con ella, aun que no debería.
- Oh, pero qué mono eres… Estarás a mi altura, tranquilo – Nos quedamos unos minutos en silencio, noté como me miraba de vez en cuando… incluso a veces intentaba cogerme la mano. En un momento determinado se paró.
- ¿Qué pasa? – paré y me acerqué a ella.
- Eitan, tengo que preguntarte una cosa…
- Claro, dime – estaba asustado… pero realmente es mona.
- Me gustaría que saliéramos en serio. Tú y yo juntos. – Ya no lo es tanto.
- Eh… bueno…
-¿Qué me dices? No puedes seguir yendo solo por la vida. Piénsatelo… ¿vale?
- Vale. – ¡Qué marrón! Ahora dile tú que no. Me dejará solo en la fiesta… y no quiero ir solo. Aguantaré hasta la fiesta, otra cosa…
- Ahora… sé bueno y tráeme un helado. – Qué cara más dura… Me quedé dudando unos segundos y va y me dice: - ¿O prefieres quedarte solo en la fiesta?- ¡¡De qué va!!
-Vale, vale, tranquila tigresa- Va a ser más duro de lo que pensaba… Niña creída…

Rondando las 9 de la tarde, llegué a mi casa un poco cansado. Allí encontré a Robe y Alex.
-¡¡Mira, Robe!! ¡El Barça tiene más títulos que el Real Madrid!
En ese momento, pasa mi madre por el pasillo.
-Anda, Alex, deja ya la Play.
Cerré la puerta, dejé la chaqueta sobre el sofá. Pasé por delante de Alex y Robe para tirarme en él, y creo que ni se dieron cuenta.
-¡¡Quita tu enorme culo de mi partido!! – dijo Alex. En efecto, se dieron cuenta…
-¿Tu partido? Voy a ganar yo, que te quede claro.
-¡En tus sueños! El Barça gana siempre, ¿verdad Eitan?
- Ni de coña. De todas formas… no me importa.
-Oh, oooh… alguien está de mal humor hoy.
Cogí el cojín y me lo puse en la cara apretándolo con todas mis fuerzas. Después dije:
-Solo quiero que todo cambie… incluido yo.
-¿Qué? A ver, ¿qué te pasa? Vamos a hablar un rato, lo que necesites para cambiar esa cara. – Robe apagó la Play, lo que hizo que mi hermano muriese de un infarto. No, en realidad solo se quedó con el mando en las manos mirando a la pantalla con la boca abierta. Seguidamente se sentó a mi lado preparado para escuchar.
- He estado con Verónica en la playa, me ha pedido salir y después, antes de marcharse, me besó.
- Ajá… y ¿dónde está el problema? – Alex hizo esa estúpida pregunta. Me levanté de un golpe y me dispuse a decirle de todo.
- ¿El problema?, pues que es una niña estúpida que finge que me quiere y que pretende convertirme en su perro faldero. Me ha amenazado con dejarme solo en la fiesta… y me han faltado milésimas de segundo para mandarla  a la mierda.
- Y si tan mal te cae… ¿por qué no lo hiciste?
- Porque no quiero ir solito…. – me volví a sentar con la cabeza apoyada en mis rodillas y me quedé pescando en la nada.
- Bueno… y ¿cuándo piensas decirnos lo que te pasa realmente? – me sorprendí ante esa pregunta, sobre todo viniendo de mi hermano.
- ¿A qué te refieres?
- Venga Eitan, está claro que Vero no es lo que te preocupa. Te conocemos, y eres un chico seguro de sus decisiones. Esta situación no te supone ninguna rayaera de cabeza. Sabes que tienes que aguantarla hasta la fiesta y después darle plantón. Así aprenderá cómo tratar a los demás.
-Es verdad… pero es que hoy estoy un poco deprimido. Sin razón.
-Ya…ya… Cuéntamelo un lunes, y a lo mejor te creo. – Dijo Alex. Me miraban esperando una respuesta. Y me derrumbé.
-¡¡Echo de menos a Rebeca!! – Fingí llorar como un niño, aunque por dentro sí que me sentía así. – No hay momento en el día en el que no la recuerde. Siempre tengo su imagen en mi cabeza. Lo que quiero es que todo se arregle y volver a abrazarla.
-Cursi. Tienes que ser fuerte. Si te derrumbas y le pides perdón, al final ganará ella. ¡Y no! ¡Se equivocó ella, no tú! – Robe parecía estar realmente enfadado, pero sabía que exageraba.
-¡Espabila! ¡Si no, ella te dominará como el macho de la manada!
-Bueno, esperemos que no sea el macho. Si no, Eitan se ha vuelto gay.
-Chicos… - Ya estaba un poco cansado de sus bromas y empecé a ponerme serio. Alex se levantó y dijo señalándome:
-Lo que tú necesitas… es una buena tarde de surf. Pasártelo bien con tus amigos y olvidarte de este malentendido, ¿ok? –Asentí con la cabeza. Ya me sentía un poco mejor. Supongo que tenía muchas ganas de ir a surfear. Sí, es lo que necesito.

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