lunes, 15 de agosto de 2011

Capítulo 35


Hoy es un día especial, o al menos para mis amigos. Es el aniversario de Emma y Pablo. tres años. Queríamos quedar para celebrarlo, pero Emma no podía, así que montamos una pequeña fiesta en el descanso. Nos fuimos a un rincón y, como no se podía beber nada, simplemente comimos chuches y patatas. Estuvimos todo el tiempo hablando sobre anécdotas de los dos. Habían pasado muchas cosas.

-¿Y el día que le presenté a Pablo a mis padres? – El pobre Pablo empezó a ponerse rojo cuando su novia saltó con ese tema. Todo el mundo estalló a carcajadas.

-No, Emma, por favor… - Decía el pobre chico.

-Jajaja, ¡pero si fue muy divertido!

Nada más empezar a contarla me di cuenta de que se acabaron los regalices. Yo ya me sabía la historieta de memoria, así que me ofrecí para ir a comprar más a la cafetería. Me di la vuelta, dándoles la espalda a mis amigos. Continué andando y, al doblar la esquina del gimnasio para encaminarme hacia allí, alguien se avalanzó sobre mi dándome un fuerte abrazo. Casi me caigo hacia atrás de la fuerza que llevaba, pero finalmente me sostuve.

-¡¡¡Aiiiiiiiiiiiiiiins!!! – No sabía quién era. Lo único que tenía claro, gracias a la forma del cuerpo, el largo pelo castaño y la voz, es que era una chica. - ¡¡¡¡¡Cómo te he echado de menos!!!!!

-¡¡Anaa!! – Se apartó de mí con una sonrisa de oreja a oreja, los ojos achinados y casi pegando saltos - ¡¡Dios!! ¡¡Cómo has cambiado!!

-¡Tu también! Me ha costado mucho reconocerte ¡Estás muy guapo!

-¡Anda que tú!

-Se nota que no has cambiado tu forma de ser. – Sin dejar de sonreír, ambos volvimos a abrazarnos.



Cuatro años después de que nuestro fiel amigo se separara de nosotros, cuando aún teníamos diecisiete y dieciséis años,  y aquí estamos abrazados con los veinte y veintiuno cumplidos. Cuatro años que se me hicieron como ocho. Pero…. ¡aquí está! Y estoy deseando decírselo a los demás. Es más, hoy mismo se lo diré.

Seguimos hablando. Nos sentamos en un banco y nos contamos nuestras vidas estos últimos cuatro años.

-¿Cómo es que estás aquí? – me preguntó.

-Nos vinimos aquí porque aquí están las universidades que queremos, y están cerca unas de otras.

-Espera, espera. ¿”Nos” ?

-Sí, todos. Eitan, Alex, Rebeca, Guille y yo. Vivimos en un chalet que pagamos entre los cinco. – Su expresión de sorpresa aumentó aún más. No se lo podía creer ¡Ni yo que estuviera él aquí!

Nos costó aguantar las tres horas que nos quedaban de clases. Cada cuarto de hora nos hablábamos por el WhatsApp. Ya le habíamos cojido el truco para que no nos pillaran. Cuando había partes interesantes, dejábamos los móviles en el estuche. Cuando la profesora o el profesor terminaba, continuábamos con nuestra charla. Así hasta la última hora. Cinco minutos antes de que tocara el timbre, le envié un mensaje a Guille diciéndole que hoy también me iba en autobús. Como dije, los viernes volvemos juntos al apartamento. Los demás días él utiliza el coche y yo el autobús. Hoy era viernes, y ya que tenía una sorpresa para ellos, quería que se enterasen todos al mismo tiempo.




[¿Como puedo sentirme así después de todo lo que me ha hecho…?

Me ha engañado, me ha hecho daño… y le echo de menos.                                                

Se ha portado mal conmigo, está esperando que vuelva a sus pies… pero no será así.

Me costará mucho, pero no puedo perdonarla. Esta vez no.

Lo siento Tami, ya no pienso volver contigo. Lo dejamos una vez y volví a ti buscando lo que quería. Pero esta vez puedo aguantar sin tu cuerpo y sin tu amor. 

Debo aguantar...]

1 comentario: